- una dieta inadecuada, con poca fibra y poco líquido,
- al sedentarismo,
- al abuso de laxantes,
- a la costumbre de no responder a la urgencia de defecar cuando se produce la necesidad, lo cual va debilitando el funcionamiento normal del intestino.
- algunos medicamentos (antiácidos, medicamentos de dolor, medicamentos psiquiátricos, o el uso crónico de un laxante puede disminuir el movimiento normal del intestino).
- el viajar o un baño extraño.
Recomendaciones
1. Tome todos los días verduras (preferentemente crudas), fruta con piel (si es posible), hortalizas y pan integral. Esta alimentación es rica en fibra y ayuda a retener agua, con lo que los heces son más fluidas. Limite los alimentos que no tienen fibra o que endurecen las heces como el azúcar, los caramelos, los quesos curados o el arroz.
2. Beba abundantes líquidos, al menos 1,5 litros al día.
3. Coma despacio y mastique bien los alimentos. Procure comer a horas regulares.
4. Eduque al instestino: no reprima nunca la necesidad de evacuación, vaya al servicio al sentir la "llamada".
5. Habitúese a ir al servicio en un horario regular, procurando ir con tiempo suficiente y sin prisas.
6. Evite los esfuerzos excesivos en la evacuación. El intestino ya se encarga, por sí mismo, de este trabajo.
7. Haga ejercicio físico moderado diariamente. Haga ejercicio físico regular, sobre todo aquel en el que intervienen los músculos abdominales. Tómese tiempo para andar, ir en bicicleta, hacer gimnasia.
8. Evite los laxantes irritantes. La utilización repetida de laxantes irritantes puede conducir a alteraciones intestinales y puede crear hábito
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